Siempre
he pensado que la vida es una tomadura de pelo, una broma de mal gusto y además
es paradójica, aunque sabemos desde muy jóvenes que hemos de morir, no sabemos
sin embargo como prepararnos para ver partir a un ser querido, es más, no
aprendemos como asimilar nuestra propia muerte, ya que, evitamos por todos los
medios hablar de ella, algo absurdo por parte del ser humano, porque hablemos o
no de la muerte, aquí, en este mundo, no se queda nadie.
Creo
que debería existir una asignatura escolar en la que desde niños se nos
enseñase a hablar de la muerte como de algo natural ya que lo es, al fin y al
cabo forma parte del ciclo de la vida, nacer, vivir, morir.
Ayer,
estaba muy cansada, pensando en tomar una pastilla para dormir y ver si por fin
lo conseguía, pero me senté delante del ordenador y apenas sin darme cuenta me
puse a escribir….
Ella
se ha muerto el jueves, para lo inquieta, revoltosa, activa que fue en vida,
los que la conocían la denominaban como “pizpireta”, se dejó llevar por la
parca de una manera rápida y sin llamar la atención, dijo el forense que no
sufrió, pero eso… ¿quién lo sabe, verdad?
Fue
de las personas más singulares que he conocido en mi vida, tenía una
personalidad fuerte que no dejaba indiferente a nadie que la conociese.
Parió
seis hijos y sobrevivieron cinco, entre los que me cuento. Yo sin pretenderlo y
debido a la "polio" que padecí en mi infancia, disfruté y acaparé a
mi madre más que el resto de mis hermanos, esto creó un vínculo entre nosotras
y una complicidad que perduró durante toda nuestra vida.
No
fue de trato fácil, podía un día estar más suave que un guante y al siguiente
tener un genio de “mil demonios”, pero eso es lo que formaba parte de la
singularidad de su carácter y como decía mi padre “o la matas o la dejas”…y
decidimos dejarla.
La
encantaban las películas del Oeste, pero no una película cualquiera, tenía que
ser de indios, la chiflaban las películas de indios: Apaches, Navajos,
Cheyennes, Comanches, Sioux, Cherokees, Pies negros o cualquier otra tribu
india y si además raptaban a una chica blanca desde que era niña, de algún
fuerte yanqui….uffff…mejor que mejor.
Madrileña
castiza por los cuatro costados y con un lenguaje rico y culto, a veces, nos
decía unas palabras que no habíamos oído en nuestra vida y como siempre me ha
encantado todo lo que tenga que ver con la gramática, allí iba yo corriendo en
busca del diccionario para buscar y entender lo que nos quería decir, también
tenía un rico repertorio de frases, dichos y moralejas que yo aprendí, pero que
no sé si recuerdo todos/as, eran tantas/os.
Ejemplos:
Galocho,
cha.
1.
Adj. Dicho de una persona: De mala vida.
2.
Adj. colon. Dejado, desmazalado.
Pendingue.
1.
loc. verb. coloq. tomar el pendil
Sinapismo.
1.
m. Med. Cataplasma hecha con polvo de mostaza.
2.
m. coloq. Persona o cosa que molesta o exaspera.
No
tuvo una vida fácil, pero por otro lado ¿quién la tiene? …algunos
privilegiados, pero ella no se encontraba entre ese grupo.
Trabajó
mucho y duramente pero reitero la misma pregunta y ¿quién no, con los años que
corrían por entonces?...guerra, post guerra, hambre, necesidad y un largo etc.…
De
ella he heredado el sentido del humor, algo de su personalidad singular e
indiferencia por el qué dirán. Debido a nuestro humor, nos hemos reído hasta
las lágrimas, también he heredado su gamberrismo, pero yo soy más bromista y
algo más gansa que ella.
Tenía
clara fobia a los hospitales y todo lo que tuviese que ver con médicos, en los
85 años que vivió estuvo ingresada por los partos y otras dos veces y ese par
de veces la hospitalizaron porque no hubo más remedio. La primera vez a los 19
años, se dio un golpe en una pierna, ella no le dio la menor importancia, pero
la pierna se infectó, a consecuencia de ello estuvo hospitalizada 3 años y casi
pierde la pierna. La segunda fue debido a un tumor cerebral e hidrocefalia, la
intervinieron varias veces y quedó muy bien, ella hacía ejercicios gesticulares
para que los músculos volviesen a fortalecerse, tenía muchísimo tesón.
No
volvió a hacer ninguna revisión pese a nuestros ruegos, enfados y un largo
etc.…la pusieron una válvula que debía revisar al menos una vez al año y jamás
fue a revisión.
En
los últimos años tenía algo de Parkinson, la temblaban ligeramente las manos y
la cabeza, poco tiempo antes de su muerte no iba por la calle en línea recta.
Un
día se cansó de cocinar, de limpiar y de hacer nada y en vista de que mi padre
estaba mal y cada día era más dependiente, decidimos buscar una persona que les
cuidase e hiciese todo eso por ella.
La
felicito por esa decisión, ya era hora de que la cuidasen y la mimasen, ella ya
lo hizo con su marido y sus cinco hijos durante toda su vida, se merecía
relax.
Hace
años accedió a ir al médico, aprovechando una de mis visitas, la mandó unas
pastillas para la tensión y otra para los temblores del Parkinson, por lo menos
para suavizarlos, las pastillas las tomaba con el desayuno y tenía que estar yo
delante y cerciorarme de que las había tragado, no quería medicarse. Por
supuesto en el momento que me fui a mi casa, dejó de tomarlas, “toreaba” a la
mujer que la cuidaba, ella cumpliendo con su deber la dejaba las pastillas
preparadas, pero como mi madre desayunaba fuera, solo lo hacía en casa cuando
estaba yo y la obligaba a quedarse, las cogía y las tiraba, eso me lo confesó
mi madre un tiempo después.
Sus
últimos años han sido buenos, ha vivido como eligió vivir, por las mañanas
salía a pasear y tomar una “cervecita” o dos, luego llegaba a casa, comía, se
echaba una siesta si no había una película del “oeste”, porque entonces
sacrificaba la siesta, luego veía la tele con mi padre, cenaban y si había otro
film de miedo o terror (también la encantaban) se quedaba a verla y si no, a
dormir.
Me
siento triste por su muerte, porque he vivido lejos de ella los últimos 15
años, pero por otro lado tengo la satisfacción de haberla hecho feliz el tiempo
que hemos pasado juntas.
Concepción
Ramírez Solares “o la matas o la dejas”…y decidimos dejarte.
Nieves
Angulo