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viernes, 27 de febrero de 2009

UNA CUESTION DE VERGÜENZA


.-¿Qué, macho...otra vez el gato?
Esa es la pregunta favorita de mis compañeros de trabajo cuando llego señalado o con algún arañazo o moratón en alguna parte visible de mi cuerpo.

Una vez más tengo que dar explicaciones en el trabajo, aguantar miradas y comentarios jocosos.

La verdad, estoy cansado, se me agotan las mentiras y la imaginación.

¿Cuántos años llevamos así?.

Al principio la excusaba, la perdonaba, lo achacaba a los nervios, pero ahora ¿qué?.
Esto se me ha ido de las manos, tendría que haber acabado con ello cuando ocurrió por segunda o tercera vez, ya no había excusas.

Comenzó con el primer embarazo, me culpaba de no haber tomado medidas y de ser el causante de estropear su cuerpo, fueron nueve meses infernales e interminables, me pegaba, me insultaba, no la reconocía, me parecía una extraña, dado su estado, yo no respondía a su "juego".

Después del parto la situación se normalizó, fue un error por mi parte pensar que ahí terminaba todo, solo acababa de empezar.

En los años siguientes todo fue un caos, arañazos, patadas, mordiscos, insultos, humillaciones.

Eramos muy jóvenes cuando nos casamos, así es que me ha ido cambiando la personalidad, yo antes era muy alegre, ahora me estoy convirtiendo en un hombre tímido y desconfiado. Siento vergüenza cada vez que leo o escucho algo sobre malos tratos hacía la mujer y pienso ¿a mí quién me creerá?, soy hombre y además bastante fornido.

He aguantado lo que he podido, por mis hijos, por unos valores que me inculcaron sobre la familia, sobre el matrimonio. Mis hijos lo ignoran, ella es cariñosa con ellos, muy autoritaria, pero cariñosa.

He llegado a pensar si no será una mujer sadomasoquista y busque una respuesta por mi parte, que la responda y nos peguemos ambos, pero yo no puedo, llevo años diciéndola que vaya a un psiquiatra, ella me pide perdón y todo vuelve a empezar.

Ya no hay amor, solo temor, creo que he tocado fondo, mis hijos ya son mayores.

Creo con sinceridad que ha llegado el momento de volar, de salir de este infierno, me amenaza cuando la digo que la dejo, pero debo terminar de una vez, porque me veo capaz de cometer cualquier locura, me voy, estarán mejor sin mi.

N. Angulo

Esto es fruto de mi imaginación, pero es alarmante el incremento que hay sobre hombres maltratados por sus parejas, también hay que hablar de ello, denunciar y ayudar.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Miedo, tengo miedo



A todos, según van pasando los años, según vamos haciéndonos mayores y madurando, nos parece que nuestra década es o fue la mejor, "fuimos los más revolucionarios, los más trabajadores, los más maduros, los más cultos", etc....
A veces tenemos razones para pensar eso, otras evidentemente no.
Yo ahora mismo, estoy asustadísima por lo que nos viene encima con estas últimas generaciones, siento que algunas almas susceptibles se dañen, pero es lo que hay, mal que nos pese.
Estamos viendo los que ya hemos cumplido unos añitos, como en las décadas más recientes, están fallando absolutamente los planes de educación en España, nuestros gobiernos se "pasan las patatas calientes" culpándose unos a otros de lo mal que lo hacen, pero cuando viene el siguiente gobierno, es decir, el que criticaba cuando estaba en la oposición, elimina del proyecto cosas que no debería y pone otras nuevas que no se sabe muy bien para que valen, con lo cual vamos de mal en peor.
Veo en las noticias en televisión o leo en los periódicos como nuestros adolescentes conocen la vida y milagro de "la pantoja", pero ignoran quién fue Darwin, que por cierto en estos días se cumplen 200 años de su nacimiento y 150 de su Teoría de la Evolución, así con mayúsculas, claro, que a lo mejor yo me he ido a lo más difícil, pero les preguntas por el nombre de algún escritor contemporáneo y no te nombran ninguno, eso es que evidentemente "no lo dan en clase".
Cuando yo iba a la escuela, teníamos una asignatura llamada
lectura, evidente leíamos a los clásicos y contemporáneos que permitía la censura, (tiempos franquistas y dictatoriales en que todo pasaba por la tijera), pero por lo menos leíamos y eso nos hizo amar la lectura, como no teníamos poder adquisitivo, existían unas tiendas llamadas "cambiacuentos", que eran como los rastrillos de ahora en que podemos encontrar libros que a nosotros nos interesan (y por suerte a otros no) más baratos y así seguir con nuestra maravillosa afición a la lectura.

Y sobretodo me da miedo que estos adolescentes/jóvenes de ahora, con esta falta de cultura tan grande, serán nuestros futuros: jefes, directores, presidentes, mandatarios etc... en este país.
¡¡¡Ufff, que miedo, espero no verlo!!!, eso si, preparadísimos para ir a "Gran Hermano".
No obstante, no voy a ser tan alarmista y conservaré un poco de fe al pensar que no habrá regla sin excepción afortunadamente, espero que esto sea una minoría y que este País algún día funcione.
Miedo, tengo miedo.
Snow

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