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jueves, 30 de junio de 2016

En civismo, cero

Nieves Angulo, nangulo.es, España, Japón, urbanismo, educación, salud, limpieza, basura urbana


Una ciudad dice mucho de sus habitantes,  de su cultura y educación o bien de la falta de esos valores.
En un lateral de mi bloque está el Barranco de las ovejas que terminaron de sanear y reconstruir el año pasado y estuvieron con él ni se sabe el tiempo.
En ambos lados del barranco hay unas balaustradas  de contención  en piedra y encima  unas losas de la suficiente anchura para que muchas personas se sienten.
Ahora mismo están reponiendo parte de estas losas que los ciudadanos ven a bien robar o destrozar, sin tener en cuenta, o si lo tienen en cuenta no les importa, que los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos su manutención, reposición y/o arreglo.
Mientras duraron las obras, muchos vecinos tiraban al agua del todo, sofás, sí, sofás, basura diversa y un largo etcétera.
Ahora que está terminado, en las fiestas de San Juan, los que tiran petardos, los explosionan en el agua, sin tener en cuenta a los peces que habitan allí y no son niños, también hay adultos haciendo esta atrocidad.
Construyeron un bonito puente y muchos vecinos se llevaron los cristales de colores y otros hicieron gala de su vandalismo al pintarrajear dicho puente.
Mientras parte del dinero va a estos arreglos que se podían evitar sino hubiese ciudadanos sin conciencia, a lo mejor este dinero podría emplearse en comedores o viviendas sociales, por ejemplo.
También enfrente de casa tengo una pequeña playa. Para acceder a ella hay que cruzar un puente de hierro y madera. Lo fabricaron hace pocos años en vista de que los vecinos se jugaban la vida cruzando las vías del tren. Buena idea el hacer un puente y mala idea que algunos vecinos se estén llevando las tablas de madera tanto de las barandas como del piso del puente, también los hay que las prenden para hacer alguna fogata nocturna. Las papeleras a veces están vacías, mientras que la arena de la playa está llena de suciedad. Os podéis imaginar que a esa playa no voy aunque la tenga al lado de casa. A veces voy en otoño cuando ya no va gente y paseo pero sin meterme en el agua y desde luego bien calzada.
Hay varios parques cercanos a mi barrio, uno de hecho está justo debajo de mi casa. Otro parque está a la izquierda y hay que caminar para acceder a él, cosa que se evitaría con otro puente para peatones. Pero no es del acceso de lo que quiero tratar, sino del propio parque. Hay un pequeño estanque con peces de colores. Una mañana de domingo, paseando con mi pareja, veo con estupor que un niño y su padre tenían unas pequeñas redes con mango o reteles y andaban a la pesca de los peces. Nos quedamos asombrados. O sea, que papá estaba enseñando al niño a robar unos peces de un estanque público. Al rato los vimos salir del parque muy satisfechos y sonrientes, con varios de estos pececillos metidos en una bolsa. Qué bien, pensé, subvencionamos el acuario de este señor y su hijo.
La ciudad donde vivo desde hace años, lamentablemente y siento si ofendo a los autóctonos, es una ciudad sucia.
Diariamente veo como la gente tira al suelo todo tipo de basura, chicles, cáscaras de pipas, mondas de frutas, pañuelos de papel y un largo etcétera. Por no hablar de las heces de los perros que muchos no recogen y los peatones tenemos que andar sorteando para no pisarlas. Los bordes de los portales huelen a orines que da repugnancia, sobre todo en verano. Por cierto y hablando de perros; siempre me he preguntado por qué los gatos hacen sus necesidades en las casas y los perros no.
Los perros son mascotas y tienen dueños, creo honradamente que no tenemos que soportar los que no tenemos mascotas, olores, heces y un largo etcétera, creo también que los propietarios deberían tener unos cubículos y acostumbrar a sus perros a defecar y orinar en ellos, como hacen los gatos o bien ponerles unos pañales. No os asombréis, ya hay muchos países que obligan a los dueños a poner a sus mascotas pañales y se venden en muchas tiendas. ¿Por qué en vez de enseñarles a no mear ni defecar en sus casas, les enseñan a no hacerlo en las calles? Una ciudad no es un váter para perros, o sea, para que los dueños de los perros tengan sus casas impecables, el resto de ciudadanos tenemos que tolerar olores y heces en las calles, no lo entiendo, francamente. 
En muchas de las playas alicantinas retiraron las duchas  y las cambiaron por limpiapiés en vista de que muchos ciudadanos aprovechaban las duchas para llevarse gel y champú e higienizarse allí en vez de hacerlo en sus casas. Al final y como siempre, pagamos justos por pecadores.
Omitiré adrede la contaminación acústica, porque daría para otro post. El alicantino es ruidoso por naturaleza.
Creo que España en general, no ganaría un concurso de higiene y esto, como ya he escrito al principio de este post, dice mucho en cuanto al civismo de sus habitantes.
Como siempre, generalizo, habrá gente muy cívica, pero no es lo que muestra este país.



Nieves Angulo ©

Enlaces: Normas urbanísticas


miércoles, 29 de junio de 2016

Cuentos veraniegos I

Nieves Angulo, nangulo.es, blogspot, mitologia, sirenas, amor, mar, océano, pasión


Le veo todas las mañanas desde hace ya bastante tiempo, alto, moreno, bronceado y musculoso, no me extraña, nada casi como un pez, de manera acompasada, rítmica y tranquilamente.
Todos los días sigue el mismo ritual, llega a a la playa, deposita su ropa encima de la toalla, en la arena, hace unos cuantos estiramientos y enseguida corre hacia las aguas del mar. Nada y nada sin parar, hasta el agotamiento. Yo le observo, suerte que no me ve, le miro a sabiendas que él ignora mi existencia y me recreo, me deleito con su presencia en las aguas profundas del océano.
Desde que le conozco me embarga una inmensa tristeza, poco a poco, sin apenas darme cuenta me he ido enamorando de él y le busco aún a sabiendas que ya no está, que ya se ha ido, aún así, no puedo dejar de buscarle y me asomo a las aguas y mi mirada busca con afán por la arena de la playa en busca de su presencia, de ese físico portentoso que me tiene totalmente embelesada.
Por las noches en mi tristeza ideo una y mil maneras de acercarme a él, de hacerle saber el amor que siento, pero enseguida lo deshecho, sé de su rechazo, sé que nuestro amor es imposible, sé que el mundo no está preparado ni podrá asumir un amor como el nuestro.
Tengo que olvidarle, debo olvidarle.
Las aguas lucen maravillosas con reflejos ora ambarinos, ora dorados, dependiendo de la luz del sol y su intensidad.
La naturaleza es hermosa, la mar es hermosa, lástima que los humanos sean tan devastadores.
Están infectando mis aguas, las destruyen, las contaminan, con vertidos y suciedad.
No debo entristecerme, no puedo permitírmelo, voy a nadar otro poco, he estado mucho tiempo en la superficie.
He soñado, nosotras también soñamos. En mi sueño jugaba con él, nadaba a su alrededor. En un principio él se sorprendía, pero enseguida reaccionaba y me perseguía por el océano y hacíamos carreras por las profundidades marinas.
Pero es un sueño y como dicen los humanos, los sueños, sueños son.
Aquí está, como todas las mañanas, hoy voy a ser un poco más osada, me voy a ir acercando a él de manera furtiva y le haré cosquillas jajaja que crea que son algas o cualquier pececillo de los muchos que abundan por estas aguas.
Ha sido maravilloso, casi, casi como en mi sueño, le hice cosquillas jajaja el se tocaba los pies, los muslos, buceaba en busca de peces y de algas, he nadado con él y él ha perseguido mis reflejos, mis destellos y mis sombras, por un momento me he asustado, creí que me había visto, pero no, ha sido una falsa alarma. Ha dejado de bucear y se ha ido alejando de mi, en busca de la arena de la playa.
Se ha tumbado en la toalla. Es como un dios y no me canso de mirarle, mi corazón llora por un amor imposible.




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¡¡¡Uf...que subidón!!! La he vuelto a ver, ella cree que no sé de su existencia; ignora que por las noches, desde aquél primer día que vi su hermosa cola, que me llevé un susto de mil demonios y hasta dudé de mi cordura, la he estado observando mientras duerme en las profundas aguas marinas.
Bella, hermosa, relajada.
Estoy perdidamente enamorado de ella. No sabe que cada mañana vengo con la ansiedad de volverla a ver, sigo los mismos rituales para que ella se confíe y salga a la superficie, como ha hecho hoy. Ha sido maravilloso, el día que hemos estado más cerca.
Mañana me adentraré un poco más y jugaré con ella, nadaré a la par que ella, le haré saber de mil modos diferentes mi amor por ella, intentaré robarla un beso  y pido a los dioses que me corresponda.
Ella, mi sirena, yo, un simple mortal.
No sé que nos deparará el futuro, ni tan siquiera si lo tendremos, pero ahora, en estos momentos soy el hombre más feliz y enamorado de la tierra.

Nieves Angulo

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