Ya lo profetizó Nostradamus en una de sus cuartetas,
ya advirtió que cambiaría el modelo de guerra según se conocía.
Tanto a Norteamérica como a Europa, se les ha ido de
las manos este asunto musulmán, con tanta permisibilidad y tanta falsa
democracia. La democracia y la libertad es algo muy distinto.
Sabéis que no me importa llamar al pan, pan y al
vino, vino. Tampoco me importan las críticas y no ser políticamente correcta.
Cuando he viajado a países musulmanes, he tenido que
acatar sí o sí sus leyes, sus reglas, sin que les importase por su parte que yo
fuese una mera turista. He tenido que taparme, he tenido que descalzarme, no he
podido beber una copa si me apetecía y por ser mujer, me han sido vedados
muchos hermosos lugares.
Cuando los musulmanes viven o viajan fuera de su
entorno, que se apliquen el cuento…ya no están en sus países, ya no rigen sus
reglas, tienen que acatar las reglas del país que visitan o en el que viven,
nadie les llamó, llegaron libremente.
Sin embargo y dada la doble moral y la hipocresía,
se les ha dado cancha. Lleven ustedes burkas, practiquen ablaciones, lleven
velo, ninguneen a las mujeres y un largo etcétera.
Esto ocurre porque hay intereses creados por parte
de los políticos occidentales, a saber: venta de armas, compra de petróleo,
entrenamiento militar a terroristas, aunque luego sean los enemigos públicos
número uno y otro largo etcétera.
En esta doble moral política, el que sufre es el
ciudadano medio que se encuentra desprotegido bajo la amenaza y ejecución de
estos animales que no tienen apego a su
vida y mucho menos a la vida de los demás.
Mientras tanto nos bombardean con anuncios
publicitarios para que ayudemos a los niños que pasan hambre, a los refugiados
que están en campos, con la pretensión de conmovernos y de tirar de nuestras
carteras, parece ser que no pagamos suficientes impuestos, parece ser que los
ciudadanos somos los culpables de la mala praxis de la clase política y por
supuesto siempre pagamos los platos rotos, o bien siendo víctimas de sangre o
bien sangrándonos los bolsillos doble o triplemente.
Me hace “gracia” que siempre que hay una masacre,
las autoridades digan que tenían bajo vigilancia a no sé cuantos
musulmanes…señores, no es vigilar, es echarlos sí o sí del país, sobre todo
cuando son retornados, cuando se sabe que han estado en Siria o países en
conflicto.
Me importa una mierda si han nacido en Francia,
España o cualquier otro país no musulmán.
La cabra, siempre tira al monte. Son muchos siglos
de comedura de “coco” y fanatismo para que no pasen de generación en generación
y se asiente en las mentes de estos criminales.
Me conmueven estas masacres, pero no me siento
culpable, para nada.
Que quede claro que en este artículo me refiero en
todo momento a aquellos musulmanes que según los servicios de inteligencia
están bajo vigilancia y no a los musulmanes en general, creo que se da por
hecho. En todo el mundo hay personas maravillosas y pacifistas, profesen la
religión que profesen y los que no profesan ninguna.
Espero que vosotros, lectores, tampoco os sintáis
así, aunque el cometido de los políticos sea desestabilizarnos y hacer que
nos sintamos mal por todas sus meteduras
de pata, por su egoísmo y ambición desmesurada.
Yo hoy tampoco diré soy Niza, porque mi sufrimiento
cubre otros muchos países y ciudades y no tendría espacio suficiente para
solidarizarme uno por uno.
No olvidéis que estamos en guerra, aunque ahora lo
llamen “atentados terroristas”.
Nieves Angulo ©