El
juez sentenció que podía ver a su hijo, tocarle, abrazarle y disfrutarle un fin
de semana cada 15 días, él no entendía ¿Por qué? Cosas de la “justicia”.
La
primera vez que vio a su hijo en estas circunstancias, se acercó a buscarle al
portal de la vivienda donde residía el niño con su madre, la que fuera su
mujer.
El
niño tenía entonces 6 años y tímidamente le dio la mano para entrar en el
coche. Mientras le ponía el cinturón de seguridad en el asiento trasero del
vehículo, notó como a su hijo se le humedecían los ojos, no le extrañó, al fin
y al cabo, llevaban sin verse casi 5 meses entre unas cosas y otras, desde que
se separó de su mujer.
Al
poner el coche en marcha, su hijo empezó a llorar, primero en sordina, pero
enseguida el lloro se convirtió en unos sollozos desgarradores. Tuvo que parar
el coche y sentarse detrás con la criatura, intentó abrazar y calmar al niño,
mientras tanto su hijo ya gritaba de manera histérica que quería volver a casa
con su mamá, que él era malo y no le quería.
Habló
con su hijo de manera cariñosa, intentó abrazarle y besarle, pero el niño se
zafaba de él una y otra vez de manera asustada y no paraba de gritar.
Volvió
a meterse en el coche, dio la vuelta y regresó al portal donde había recogido a
su hijo tan solo unos minutos antes.
Llamó
al timbre y su ex bajó a recoger a su hijo y comentó de manera huraña “ya lo
sabía yo, tu hijo no te quiere, ni quiere estar contigo”. Por supuesto estas
palabras las oyó el crío y levantó la cabecita aterrorizado para mirar a su
padre.
El
pidió a su ex que subiese al niño a casa y que ella de nuevo se reuniese con él
porque tenían que hablar...no pararon de hablar y de increparse, ese día y en
los meses sucesivos, durante este tiempo volvieron los líos de abogados y
mientras se solucionaba todo, su hijo se negó a verle, diciendo una y otra vez
que su papá era malo y no quería estar con él.
El
hombre pidió la custodia total de su hijo, alegando ante el juez que su ex,
manipulaba al niño y sus sentimientos, su hijo siempre le había querido y hasta
que se separaron tuvieron una buena relación.
Mientras
el juez tomaba una decisión y para que no transcurriese tanto tiempo sin ver a
su hijo, decretó temporalmente que se viesen en un centro o punto de encuentro
y siempre con la madre delante, para que en caso necesario, ésta pudiese
sosegar al niño.
Estos
encuentros cada 15 días, fueron un fracaso total, él apenas intercambiaba una
palabra con el pequeño y el niño cada vez que decía algo, miraba a su madre en
espera de un gesto de asentimiento.
Volvió
a hablar con su abogado para que éste metiese prisa en los juzgados.
Se
consiguió que estuviese presente en los puntos de encuentro un psicólogo de la
Consejería de Familia y que el niño pasase consulta dos veces por semana, hasta
que el psicólogo tuviese un diagnóstico.
Y
así fueron transcurriendo más meses.
Al
fin llegó la sentencia del Juez y éste, tras hablar con el psicólogo y
recopilar pruebas, decretó que: “La custodia del niño sería compartida, pero
que como primera medida el niño viviría 1 año con su padre para que se
conociesen mejor y así evitar rechazos posteriores por parte del menor.
Hubo
pruebas de que la madre mantenía conversaciones, que deberían haber sido
privadas delante del niño y que en dichas conversaciones o comentarios, se
vejaba e insultaba al padre, dando como resultado el rechazo hacia su padre por
parte del menor.
Han
pasado muchos años, el niño ya ha dejado atrás la adolescencia y se ha ido a
vivir definitivamente con su padre, al que aprendió a querer y admirar fuera de
influencias externas.
Mantiene
una relación cordial con su madre a la que visita de vez en cuando.
--o0o--
En
los centros tutelares o puntos de encuentro, dependiendo de la familia, las
visitas son supervisadas o tuteladas, si hay peligro para el menor. También
algunos padres acuden al centro para intercambiar a su hijo, así se evitan
conflictos que puedan perjudicar al menor.
Los
objetivos de estos Centros están muy claros, existen para hacer cumplir el
régimen de visitas, potenciar la relación entre los padres, evitar conflictos
que perjudiquen al menor y defender los derechos y deberes de los hijos a tener
relación con ambos padres.
Lo
maravilloso sería que no tuviesen que existir estos centros ¿no? sería señal de
que los ex cónyuges se comportaban de manera civilizada por el bien de sus
hijos.
Nieves
Angulo
NOTA:
Este post, es fruto de mi imaginación y con él cierro de momento los post que
he querido dedicar al hombre.
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