Las veo cuando salgo, en el parque, en el super, en el banco, unas con cara de satisfacción, otras de resignación, pero todas con un denominador común, tirar de los cochecitos de sus nietos.
Las que llevan cara de satisfacción (que son las mas), pues es que lo están, son felices echando una mano a sus hijas y rodeadas de los nietos. Las otras, las resignadas, es que no tienen más remedio que hacerlo, eso, el tener contentas a sus hijas que para eso las parieron, pero que menuda gracia las hace que cuando creían que ya había pasado la época de poner pañales y que les llegaba la edad del disfrute, ¡¡pues venga a cuidar de los nietos!!, - Mamá es que no nos llega el sueldo, si yo trabajo no voy a pagar con mi sueldo una persona que cuide a los niños ¿no?. - Anda, venga, no seas así...y mamá a cuidar a los nietos, pero eso no para ahí, también una ayudita a final de mes, pobre de ellos, son jóvenes y ya que compro pan para mi, pues les compro una barra para la noche, bueno ya que estoy, esos filetes tienen buena pinta y vete a saber que comen los pobres, por supuesto el sábado o el domingo que vengan a comer a casa y así un día más.
Así va transcurriendo la vida, los jóvenes, como lo son, pues se van a tomar algo el finde y dejan una vez más a sus hijos con los abueletes.
El tiempo sigue pasando, un día la abuela tiene fallos de memoria, no recuerda muy bien qué hace en la calle con el cochecito de un niño y otro de la mano y eso va a peor, cada vez se la olvidan más cosas, ya no se puede hacer cargo de los nietos, para cabreo de los padres de esos niños, ¿qué hacemos?.
Empiezan a buscar centros, pero son caros, y para los del estado hay una lista de espera de no te menees, cada día están más hartos, menudo marrón les ha caído. Al final hay suerte y encuentran un centro para mamá, ¿y con papá que hacemos? el no puede estár solo.
Por supuesto he procurado llevar este ejemplo al límite, pero lo triste y real es que no hace falta ser tan extremista, normalmente, pasados unos años, los abuelos molestan, los hijos se olvidan de lo que han hecho día tras día sus padres por ellos y por sus hijos.
Los hay que los llevan a casa y de paso siguen disfrutando de la pensión de los papis y de las pocas fuerzas que les queden.
Los hay, que les reparten de casa en casa como si fuesen un viejo icono de esos que los vecinos de los pueblos llevaban de casa en casa y lo tenían unos días.
También los hay que les abandonan en una gasolinera o les dejan pudrirse en cualquier rincón de mala muerte.
¿De quién es la culpa? La sociedad tiene su parte, por supuesto, el Estado no tiene centros suficientes y decentes para que estén las personas mayores, cuidadas y en perfectas condicciones hasta que la "parca" se acuerde de ellos. Los centros privados, pues hay de todo, muy caros y los que están más a nuestro alcance de pronto los cierran porque no guardan las normas mínimas exígidas para tener abierto un recinto de esas características, no me extraña que muchos abueletes prefieran vivir solos que ir a un sitio de estos.
Lo mejor es tener memoria, no olvidar. Ellos te educaron, te dieron calor y cobijo, te enseñaron a caminar y te contaron los primeros cuentos. Ahora es el momento de que tú les respondas, les cuides, les escuches y ¿por qué no?, les ayudes a caminar.
Snow
Las que llevan cara de satisfacción (que son las mas), pues es que lo están, son felices echando una mano a sus hijas y rodeadas de los nietos. Las otras, las resignadas, es que no tienen más remedio que hacerlo, eso, el tener contentas a sus hijas que para eso las parieron, pero que menuda gracia las hace que cuando creían que ya había pasado la época de poner pañales y que les llegaba la edad del disfrute, ¡¡pues venga a cuidar de los nietos!!, - Mamá es que no nos llega el sueldo, si yo trabajo no voy a pagar con mi sueldo una persona que cuide a los niños ¿no?. - Anda, venga, no seas así...y mamá a cuidar a los nietos, pero eso no para ahí, también una ayudita a final de mes, pobre de ellos, son jóvenes y ya que compro pan para mi, pues les compro una barra para la noche, bueno ya que estoy, esos filetes tienen buena pinta y vete a saber que comen los pobres, por supuesto el sábado o el domingo que vengan a comer a casa y así un día más.
Así va transcurriendo la vida, los jóvenes, como lo son, pues se van a tomar algo el finde y dejan una vez más a sus hijos con los abueletes.
El tiempo sigue pasando, un día la abuela tiene fallos de memoria, no recuerda muy bien qué hace en la calle con el cochecito de un niño y otro de la mano y eso va a peor, cada vez se la olvidan más cosas, ya no se puede hacer cargo de los nietos, para cabreo de los padres de esos niños, ¿qué hacemos?.
Empiezan a buscar centros, pero son caros, y para los del estado hay una lista de espera de no te menees, cada día están más hartos, menudo marrón les ha caído. Al final hay suerte y encuentran un centro para mamá, ¿y con papá que hacemos? el no puede estár solo.
Por supuesto he procurado llevar este ejemplo al límite, pero lo triste y real es que no hace falta ser tan extremista, normalmente, pasados unos años, los abuelos molestan, los hijos se olvidan de lo que han hecho día tras día sus padres por ellos y por sus hijos.
Los hay que los llevan a casa y de paso siguen disfrutando de la pensión de los papis y de las pocas fuerzas que les queden.
Los hay, que les reparten de casa en casa como si fuesen un viejo icono de esos que los vecinos de los pueblos llevaban de casa en casa y lo tenían unos días.
También los hay que les abandonan en una gasolinera o les dejan pudrirse en cualquier rincón de mala muerte.
¿De quién es la culpa? La sociedad tiene su parte, por supuesto, el Estado no tiene centros suficientes y decentes para que estén las personas mayores, cuidadas y en perfectas condicciones hasta que la "parca" se acuerde de ellos. Los centros privados, pues hay de todo, muy caros y los que están más a nuestro alcance de pronto los cierran porque no guardan las normas mínimas exígidas para tener abierto un recinto de esas características, no me extraña que muchos abueletes prefieran vivir solos que ir a un sitio de estos.
Lo mejor es tener memoria, no olvidar. Ellos te educaron, te dieron calor y cobijo, te enseñaron a caminar y te contaron los primeros cuentos. Ahora es el momento de que tú les respondas, les cuides, les escuches y ¿por qué no?, les ayudes a caminar.
Snow
Que razón tienes! no se en que clase de personas nos estamos convirtiendo que no somos capaces de hacernos cargo de nuestros mayores. Me viene a la memoria aquella frase de hay un padre para cien hijos y no hay cien hijos para un padre...
ResponderEliminarVicky