Vistas de página en total

viernes, 2 de enero de 2009

Vivir con Fibromialgia


Fibromialgia, creo que he tenido esta enfermedad siempre, o por lo menos gran parte de mi vida, pero hace relativamente poco que me la diagnosticaron, aproximadamente 12 o 13 años.

Recuerdo que mi madre desde que yo era muy niña, me llevaba al médico y salíamos de la consulta como habíamos entrado, yo con mi dolor y mi madre frustada y sin diagnóstico. Nos decían lo que no tenía o no podía tener, - no, no es reúma, ni artrosis, ni artritis , serán cosas de la niña -.

Posteriormente hablando con personas con la misma enfermedad vimos la similitud entre nuestras historias, nos decían de todo en las consultas del médico, lo más frecuente quizás, era que nos inventábamos los dolores o que queríamos llamar la atención y un largo etc... Salías de la consulta del médico con una impotencia tal, que en esos momentos hubieses hecho cualquier cosa, por ejemplo, partir la cara al médico que te decía estas lindezas.

Me hicieron pruebas, la mayoría muy dolorosas y molestas, recuerdo particularmente una, me acompañaba mi padre, el pobre se salió de la consulta cuando vio que me introducían en los músculos de las piernas unas agujas, como las de calcetar o hacer punto, no pudo aguantar ver mi cara de dolor, imagino que no existía el escaner o la resonancia magnética, o si existían, no hacían estas pruebas por su alto coste, no lo sé.

Así año tras año, hasta que un día, ya de adulta y viviendo en La Coruña, me dio lo que se describe como "brote". La columna vertebral se pone rígida, es tanto el dolor que sientes, que crees que si te mueves, te rompes, fue una mañana y Angel estaba de viaje, así es que salí de la cama arrastrándome, (literalmente), no podía enderezarme y me fui al baño, acojonada, me lavé con una toalla humedecida y llamé por teléfono a Santi (mi querido amigo, te quiero), me vestí como pude y esperé a que llegase, desde el suelo le abrí la puerta y él me terminó de vestir, buscó las llaves de casa y me llevó como pudo al ascensor, no quiero dramatizar, solo explicar hasta dónde llegaba el dolor, también como pudo me metió en su coche, necesitó la ayuda de Amadeo que tenía una clínica de "fisio" en el portal de al lado. Siguiente parada, urgencias del hospital Juan Canalejo de La Coruña y allí una vez más, sin diagnóstico, me dijeron que tenía un ataque de lumbalgia muy fuerte y me pusieron una inyección de Nolotil y me mandaron a casa, - llame a su médico de cabecera para que vaya a verla y la recete antiinflamatorios y esperar que se pase - me dijeron.

Así hice, cuando me pude enderezar, pasada casi una semana, fuí a la consulta de mi médico de familia, me escuchó y me mandó hacer una serie de pruebas, ver a especialistas porque sospechaba,
me dijo, que podía tratarse de Fibromialgia.

Ahí empezó un nuevo peregrinaje, visitas a, reumatólogos, traumatólogos, psiquiatras y finalmente, tras muchos meses de cansancio, dolor e impotencia, se me diagnosticó esta enfermedad, Fibromialgia, más bien lo hicieron por descarte, ya que, esta enfermedad sigue siendo una gran desconocida, se cree que va muy unida a algún trauma sufrido a lo largo de la vida, largas enfermedades, accidentes etc..., también a padecer depresión crónica, (la tengo diagnosticada hace muchos años).

Y aquí estoy, muchos años después, con mis dolores, mis días malos y los peores, con un diagnóstico que consuela poco o nada, porque de nada sirve dar un nombre a algo que te dicen que no tiene cura, que te morirás con dicha enfermedad, pero que la enfermedad en si, no acabará con tu vida, tomando medicinas a diestro y siniestro que ensordecen el dolor y la mayoría de las veces te dejan dopada por la mezcla química.

Lo que peor llevo de la Fibromialgia, a parte del dolor, es el tener que acostumbrarte a vivir con ella, cambiar hábitos, ser consciente de tus limitaciones. No se pueden hacer planes, casi, casi, hay que improvisar, a veces quedas con amigos para salir o planificas cosas que luego tienes que desplanificar, pero es lo que hay, te acostumbras a vivir el día a día y aprovecharlo al máximo.

También es doloroso no poder abrazar a tu pareja, bueno más bien, que no te pueda abrazar a ti, en la cama por ejemplo, duele que te ponga un brazo en la cadera, en el hombro, duele que te ponga una pierna, duele hasta un leve roce...duele.

No escribo empujada por el
victimismo, o para despertar la compasión de nadie, simplemente hoy necesitaba escribir sobre ello.


Y por favor profesionales, seguid investigando sobre esta enfermedad y tened paciencia cuando acudamos a vuestra consulta a por medicinas y por qué no, a por un poquito de consuelo.

N. Angulo

1 comentario:

  1. Es tan importante recibir consuelo!muchos profesionales no se dan cuenta que, es una de las más importantes medicinas que pueden ofrecer a sus pacientes.
    Gracias por compartir tus sensaciones, sentimientos y tu día a día. Un besazo mi niña guapa!!!

    ResponderEliminar

Lectores del blog de Nieves