.-¿Qué, macho...otra vez el gato?
Esa es la pregunta favorita de mis compañeros de trabajo cuando llego señalado o con algún arañazo o moratón en alguna parte visible de mi cuerpo.
Una vez más tengo que dar explicaciones en el trabajo, aguantar miradas y comentarios jocosos.
La verdad, estoy cansado, se me agotan las mentiras y la imaginación.
¿Cuántos años llevamos así?.
Al principio la excusaba, la perdonaba, lo achacaba a los nervios, pero ahora ¿qué?.
Esto se me ha ido de las manos, tendría que haber acabado con ello cuando ocurrió por segunda o tercera vez, ya no había excusas.
Comenzó con el primer embarazo, me culpaba de no haber tomado medidas y de ser el causante de estropear su cuerpo, fueron nueve meses infernales e interminables, me pegaba, me insultaba, no la reconocía, me parecía una extraña, dado su estado, yo no respondía a su "juego".
Después del parto la situación se normalizó, fue un error por mi parte pensar que ahí terminaba todo, solo acababa de empezar.
En los años siguientes todo fue un caos, arañazos, patadas, mordiscos, insultos, humillaciones.
Eramos muy jóvenes cuando nos casamos, así es que me ha ido cambiando la personalidad, yo antes era muy alegre, ahora me estoy convirtiendo en un hombre tímido y desconfiado. Siento vergüenza cada vez que leo o escucho algo sobre malos tratos hacía la mujer y pienso ¿a mí quién me creerá?, soy hombre y además bastante fornido.
He aguantado lo que he podido, por mis hijos, por unos valores que me inculcaron sobre la familia, sobre el matrimonio. Mis hijos lo ignoran, ella es cariñosa con ellos, muy autoritaria, pero cariñosa.
He llegado a pensar si no será una mujer sadomasoquista y busque una respuesta por mi parte, que la responda y nos peguemos ambos, pero yo no puedo, llevo años diciéndola que vaya a un psiquiatra, ella me pide perdón y todo vuelve a empezar.
Ya no hay amor, solo temor, creo que he tocado fondo, mis hijos ya son mayores.
Creo con sinceridad que ha llegado el momento de volar, de salir de este infierno, me amenaza cuando la digo que la dejo, pero debo terminar de una vez, porque me veo capaz de cometer cualquier locura, me voy, estarán mejor sin mi.
N. Angulo
Esto es fruto de mi imaginación, pero es alarmante el incremento que hay sobre hombres maltratados por sus parejas, también hay que hablar de ello, denunciar y ayudar.
Esa es la pregunta favorita de mis compañeros de trabajo cuando llego señalado o con algún arañazo o moratón en alguna parte visible de mi cuerpo.
Una vez más tengo que dar explicaciones en el trabajo, aguantar miradas y comentarios jocosos.
La verdad, estoy cansado, se me agotan las mentiras y la imaginación.
¿Cuántos años llevamos así?.
Al principio la excusaba, la perdonaba, lo achacaba a los nervios, pero ahora ¿qué?.
Esto se me ha ido de las manos, tendría que haber acabado con ello cuando ocurrió por segunda o tercera vez, ya no había excusas.
Comenzó con el primer embarazo, me culpaba de no haber tomado medidas y de ser el causante de estropear su cuerpo, fueron nueve meses infernales e interminables, me pegaba, me insultaba, no la reconocía, me parecía una extraña, dado su estado, yo no respondía a su "juego".
Después del parto la situación se normalizó, fue un error por mi parte pensar que ahí terminaba todo, solo acababa de empezar.
En los años siguientes todo fue un caos, arañazos, patadas, mordiscos, insultos, humillaciones.
Eramos muy jóvenes cuando nos casamos, así es que me ha ido cambiando la personalidad, yo antes era muy alegre, ahora me estoy convirtiendo en un hombre tímido y desconfiado. Siento vergüenza cada vez que leo o escucho algo sobre malos tratos hacía la mujer y pienso ¿a mí quién me creerá?, soy hombre y además bastante fornido.
He aguantado lo que he podido, por mis hijos, por unos valores que me inculcaron sobre la familia, sobre el matrimonio. Mis hijos lo ignoran, ella es cariñosa con ellos, muy autoritaria, pero cariñosa.
He llegado a pensar si no será una mujer sadomasoquista y busque una respuesta por mi parte, que la responda y nos peguemos ambos, pero yo no puedo, llevo años diciéndola que vaya a un psiquiatra, ella me pide perdón y todo vuelve a empezar.
Ya no hay amor, solo temor, creo que he tocado fondo, mis hijos ya son mayores.
Creo con sinceridad que ha llegado el momento de volar, de salir de este infierno, me amenaza cuando la digo que la dejo, pero debo terminar de una vez, porque me veo capaz de cometer cualquier locura, me voy, estarán mejor sin mi.
N. Angulo
Esto es fruto de mi imaginación, pero es alarmante el incremento que hay sobre hombres maltratados por sus parejas, también hay que hablar de ello, denunciar y ayudar.
Efectivamente, los medios solo hablan de los malos tratos a la mujer, pero es muy cierto que, aunque en menor porcentaje, también existen los aplicados al hombre.
ResponderEliminarEn cualquier caso e independientemente del número de víctimas, es necesario denunciar este tema y no mitificar actitudes únicas.
Los malos tratos son de caracter violento y deben ser castigados vehementemente vengan de donde vengan.
Los malos tratos deben de ser denunciados!!! lamentablemente si es cierto que tanto hombres como mujeres los sufren, pero el dato de abusos como de muertes es aplastante en mujeres.
ResponderEliminarHasta que no se haga algo en firme (mucho Ministerio de la igualdad o de muejeres, muchas leyes de igualdad...pa ná)seguiremos con esta lacra!!!!.
bssoss
Da que pensar. Igual tenemos que empezar por el principio y cuestionar la propia pareja. Y las raices religiosas que la tienen anquilosada.
ResponderEliminarEn cualquier caso, hay que atreverse a cuestionarlo todo, a debatir y a reinventar.