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martes, 14 de abril de 2009

Vizconde


Hola, me llamo "vizconde" y peso cerca de 700 kg., soy negro y tengo una planta envidiable.
En estos momentos estoy dando mi último aliento y veo pasar la vida ante mi, aquí recostado en la arena, ciego de dolor y de sangre, lo peor es que voy a morir sin saber por qué.
Hasta ayer mi vida discurrió apacible y feliz, dormía, comía, descansaba y follaba a mis dulces compañeras las vacas, hermosas y fogosas.
Hoy sin embargo, me han trasladado en un camión con otros compañeros hacía un destino que desconozco, me han tenido varias horas en un sitio oscuro y silencioso, no sé que prepara mi amo.
Abren una puerta y veo mucha luz al fondo, salgo alegre, me llaman, veo algo brillante y algo rojo ondeando delante de mis ojos.
Frente a mi hay otro animal, se parece a mi amo, es lo que llaman un animal racional, hace tonterías delante de mi y empieza a dañarme, ¿querrá jugar?, no, esto no parece un juego, sale otro animal racional y me clava unas agujas largas y de colores en el cuerpo, me daña, me hace sangrar, agacho la cabeza y la sangre ciega mis ojos, la verdad para ser un juego me está pareciendo un tanto doloroso, me estoy empezando a cabrear.
Ahora sale otro animal, a este le conozco y me teme, se llama caballo, lleva otro animal racional encima de él con una barra muy larga y me llaman, yo voy para ver si quieren jugar y decirles que ya me aburre este juego y me lastima, que quiero volver a mis apacibles campos, de nuevo me clavan esa cosa larga en el cuerpo ¡¡ayyy, como duele!!, ya estoy cabreado de verdad, si quieren jugar pues jugamos. Corro hacía el animal de los brillos y el trapo rojo y levanto la cabeza, le voy a clavar un cuerno para que sepa lo que es el dolor, sobretodo cuando no te han hecho nada y te atacan porque si, no aguanto el dolor, me quiero ir, ¡¡vaya he fallado!!, solo le he dado un revolcón, ahora el cabreado es el animal racional, aunque parece que quiere seguir jugando porque me pasa el trapo rojo por delante varias veces, pero yo estoy cansado y muy dolorido, no quiero jugar más.
Ahora suenan unas voces y música y el animal racional cambia un trapo por otro y viene con otra barra larga, está claro que quiere seguir haciéndome daño, ¿por qué?.
Nosotros los animales no racionales, no dañamos a otros animales porque si, ni nos regodeamos haciéndoles sufrir, causándoles dolor, solo luchamos a muerte cuando nos quieren robar una vaca o tenemos hambre y nos cabreamos mucho.
Bueno, le tengo frente a mi, muy concentrado, muy cerca, puedo olerlo, viene hacía mi y me clava esa aguja larga en la cabeza, con mucha fuerza, me ahogo en mi propia sangre, grito, lloro, que dolor más intenso, jadeo, me falta la respiración y me voy hacía la sombra, me acerco a unas tablas de madera y me tumbo buscando solaz. Mi respiración es agitada, resuello, voy a morir y me hago la última pregunta, ¿por qué los animales racionales matan sin sentido y se regodean en las matanzas?, se supone que como son racionales, razonan, entienden, son inteligentes y me da rabia morirme sin una respuesta, sin una razón, mientras estoy aquí pensando, viene de nuevo mi enemigo y me clava algo en el testuz, es corto pero muy doloroso, expiro mi último aliento.
N.Angulo

Ahora que estamos en plena temporada de las corridas de toros y mal llamadas "fiesta nacional", una vez más digo ¡NOOOO A LOS TOROS!.

El y yo


El y yo nos conocimos cuando el dictador daba los últimos coletazos.

El y yo nos enamoramos con un beso muy tierno e intenso que nos dimos en el metro de Madrid.

El y yo nunca quisimos ataduras, siempre hemos dejado las puertas abiertas para cuando el amor se acabe, simplemente las abras y te vayas.

El y yo no creemos en los papeles, pero aún así, después de cinco años de convivencia nos casamos por el juzgado cuando todavía no existían salas de bodas, nuestra unión fue una de las primeras que se realizó es este país, ya han pasado unos cuantos años jajaja.

El y yo somos distintos, el para mi un roble, yo para él un bambú, pero nos acoplamos a la perfección.

El y yo decidimos no tener hijos, siempre nos pareció una responsabilidad que no estábamos dispuestos a asumir y podemos decir que nunca nos hemos arrepentido de dicha decisión, lo que no se conoce no se echa de menos.

El y yo no somos nómadas, pero aún así hemos viajado y hemos vivido en distintos sitios y destinos, vamos por la novena mudanza, pero siempre él y yo.

El y yo ya no nos despertamos en la noche para hacer el amor apasionadamente, pero cuando uno de los dos se mueve en la cama o tiene pesadillas el otro le abraza y le sosiega, ahora hacemos el amor más pausadamente, más sabiamente pero no nos despertamos en la noche, tenemos todo el día, todos los días y todos los rincones.

El y yo seguimos juntos en este "tiovivo" que es la vida porque queremos.

El y yo respetamos nuestro espacio y nuestra independencia no podría ser de otra manera no queremos que sea de otra manera.

El y yo no estamos de acuerdo al 100 por 100 en todo lo que concierne a nuestra vida, pero lo hablamos lo discutimos y pactamos.

El y yo somos cómplices, cuando nadie sabe, nosotros sabemos, nos miramos y nos reímos.

El dice que si yo me muero antes, conservará mis ojos y mis tetas en formol para mirar y comtemplar.

Yo digo que no me quiero ir después, no quiero ver ni conservar nada de él en formol, por eso, egoistamente me quiero ir antes y que sea él el que conserve mis ojos y tetas en formol y esparza o conserve mis cenizas.

El y yo somos nosotros.

N. Angulo

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