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jueves, 11 de febrero de 2016

Pon tus barbas a remojar

Nieves Angulo, blogspot, criticar, personas criticonas, envidia, hipocresia.


Me atrevería a decir que todos alguna vez en la vida nos hemos cruzado con personas que critican por deporte.
Posiblemente en un principio, al menos a mí me ha pasado, nos lo tomamos a broma, lo vemos gracioso y como parte del carácter de esa persona, de hecho nos cuesta creer que esas críticas, que esa “sacada de pellejo” contenga malicia. Quizá esto sucede porque el amigo/a nos cae bien y no queremos mirar de manera malsana ese “defectillo”.
Pero el tiempo pasa y sigues observando que tu amigo se  crece, que ya critica a todo dios, parientes, compañeros de trabajo, vecinos y amigos comunes y ahí, en los amigos comunes es cuando “te pica algo”, cuando empiezas a sentir cierta  incomodidad. No  te gustan esas críticas sobre todo cuando te da una información gratuita que tú no has pedido y esa información está acompañada de un ahorcamiento o linchamiento hacia ese amigo común.
El tiempo sigue pasando y vas concluyendo que si a tanta gente pone “verde”, sin piedad, es raro que no lo haga contigo a la mínima ocasión, es más, quién te dice que cuando habla con otras personas no pone en tu boca cosas que no has dicho, simplemente por haber sido un mero oyente.
Entonces algo cambia, ya no te hacen gracia sus críticas, ya no te hace gracia que no deje “títere con cabeza”, ya no te hace gracia que te cuente intimidades de otras personas que tú no has pedido y que esas intimidades vayan acompañadas de comentarios malintencionados.
Cambias el chip y comienzas a cambiar de conversación cada vez que escuchas hablar mal de otra persona. Cada vez que comenta sobre su marido o mujer, sobre sus hijos, sobre gente de su pueblo o ciudad. Ya no te hace gracia, ya de hecho, te incomoda mucho y vas viendo que no tienes nada en común con esta persona y te arrepientes de haber dejado que entrase en tu vida.
La persona criticona, se da cuenta de tu cambio de actitud, ya no te ve como ese/a colega que escucha sin rechistar. Nota que ya no ríes sus gracias ni sus comentarios, nota que cambias de conversación y entonces…
Pon tus barbas a remojar porque vas a ser la/el siguiente damnificado/a, si no lo eras ya.
Estas personas, son peligrosas.
Entran en tu vida de forma zalamera y lisonjera, parecen personas sinceras y llegas a creer que te aprecian sinceramente.
Estas personas no aprecian a nadie.
Si son capaces de hablar mal de su familia, de sus allegados ¿qué dirán de ti?
Lo dicho, despréndete de estas personas, son tóxicas, son malas y son “encantadoras de serpientes”.
Suelen caer muy bien y normalmente tardamos en darnos cuenta de su maldad, porque su mal hacer no acaba con la crítica, van más allá.
Estos personajes tienen un denominador común; su vida es gris, incompleta y por ende frustrante, sin embargo se muestran sonrientes, simpáticos y cercanos, pero lo cierto es que necesitan vivir a través de otros, como además son envidiosas, necesitan sacar defectos para valorar su propia existencia ya de por sí, bastante miserable.
Posiblemente pierdas amistades en el camino. Posiblemente hay personas que creen en el insano más que en ti, pero no pasa nada, si la gente te da de lado sin al menos comprobar la veracidad de la información que les llega por parte del criticón, es que no eran tan amigas como aparentaban y no te merecen.
Yo  con las últimas “amistades” con las que me crucé de estas características, tuve suerte, antes de echarlas de mi vida, me echaron ellas a mí.
Agradezco el favor.
Nieves Angulo

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