Sé que la
mayoría de las personas que leéis lo que publico por estos mundos virtuales
sois gente adulta y curtida en mil y una batallas. Por eso entenderéis parte de
lo que voy a escribir y algunos os sentiréis hasta identificados con mi forma
de divagar.
¿Os dais
cuenta que desde que nacemos nos engañan?
¿Os dais
cuenta que nos enmascaran las verdades haciéndonos crear esperanzas que luego
resultan ser falsas?
Que si los
reyes magos.
Que si el
mundo se creó en unos días por un ser superior y benévolo.
Que si el amor
es eterno.
Que si
nosotras somos princesas a la espera de un príncipe que es lo que merecemos.
Que si ellos
deben esperar a la mujer ideal, tan ideal como mamá.
Que si el
poder de la amistad es intocable,
duradero y por supuesto leal.
Que si la
familia es todo amor y fidelidad a toda prueba que no falla nunca.
Y entonces
creces y se te cae el alma a los pies cuando descubres una de las primeras
mentiras y sabes que los reyes magos no existen y son tus padres los que hacen
magia y con más o menos esfuerzo te regalan todos los años lo que has deseado y
lo que ellos creen que necesitas.
Y ves que esta
mierda de mundo no lo pudo crear un ser superior y mucho menos benévolo.
Según te vas
haciendo adulto esperas que parte de lo que te dijeron de niño se vaya
cumpliendo.
Descubres que
nada es eterno y mucho menos el amor.
Esperas al
príncipe azul que te prometieron hasta que te sale un callo en las posaderas.
Ellos tampoco encuentran a la mujer ideal que les aseguraron que estaba por
ahí, aún por descubrir.
Tus amigos se
han ido quedando por el camino y ninguno resultó ser tan leal como te dijeron
que sería. Por supuesto has ido evolucionando y la mayoría se han quedado
atrapados en el pasado o bien evolucionan de otro modo diferente, por lo tanto
no hay quien pueda sustentar esa amistad, aunque se intente.
La familia te
ha “jodido”, te ha decepcionado una y cien veces más. Les has dado “cuartelillo”
y oportunidades…al fin y al cabo es la familia; hay que amarla por encima de
todo. Hasta que te cansas de soportar todas las perrerías y decides que aparte
de haber nacido por el mismo sitio, pocas cosas tenéis en común.
Entonces te
sientes frustrado. Sientes que has fallado. Empiezas a dudar si eres una
persona “normal”. Crees que has fracasado.
Pero no, ni vosotros ni yo hemos fracasado,
simplemente hemos creído las mentiras que nos contaron. El fracaso es de este sistema , de esta sociedad que
se basa en mentiras y hace que los pilares que debían sustentarnos, sean unos
finísimos palillos que no sujetan nada, que no pueden sostener nuestro día a
día.
Cuando
comprendes esto, haces las paces contigo mismo y dejas de esperar imposibles y
te preparas para dar la bienvenida a lo que sea que llegue, mientras no te haga
sufrir más de lo necesario.
Vas viviendo jornada
tras jornada al mismo ritmo de tu respiración.
Nieves Angulo
©
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