Se llamaba....., le quise nada más conocerle, fue para mi un amigo entrañable, inolvidable, pero me traicionó.
Era alegre, ocurrente, chispeante y muy joven, apenas 17 años, pese a la diferencia de edad que había entre nosotros, eso no significó un obstáculo para caernos bien y así fue.
Me pedía consejo cuando le gustaba una nena, luego nos reíamos si le daba calabazas.
Vivía en un barrio céntrico de Madrid, cerca de una conocida plaza, donde ya empezaba a verse trasiego continuado de todo tipo de trapicheo de estimulantes.
Yo me enfadaba cuando le veía fumarse un porro, le decía que nadie necesita esas "ayuditas" para sentirse bien, que había muchas maneras de divertirse sin recurrir a las drogas, él ponía cara de pocos amigos, me decía que no le sermonease porque eramos colegas y yo no era su madre.-además solo lo hago de tarde en tarde, cuando me ofrecen buen costo-. Era cierto, tardó tres años en esnifar la primera "rayita" y dos más en inyectarse el primer "pico".
No entendía nada, él pertenecía a una familia de clase media alta, con empresa familiar, amigos, buen carácter y un nivel cultural más que aceptable, no, no entendía nada, no me cuadraba con los famosos "perfiles psicológicos" que describen a los jóvenes que se "enganchan" a las drogas.
Su familia era encantadora y amorosa, en su casa se respiraba buen ambiente, buena armonía.
El acabó con eso, ¿por qué?.
Se fue alejando de todo y de todos.
Empezó a robar dinero en casa, después en la empresa (lo pusieron en la calle), dar sablazos a los amigos.
Un día, había pasado bastante tiempo, vino a visitarme, al principio la cosa fue bien, recordamos anécdotas e hicimos bromas, me dijo que estaba en una granja de rehabilitación, yo le creí, le veía bastante mejorado, incluso creo recordar que con más peso, me pidió perdón por haberme saqueado y decepcionado tantas veces, me dijo que se arrepentía de haber robado, en lo último que robó se contaba el visón de su madre, me contó (yo lo sabía) que sus padres y hermanos le habían ayudado mucho y que quería recuperar los pocos amigos que le quedaban. Nos abrazamos y lloramos como dos niños, le quise más que nunca. Volví a creer en él, pero cuando se iba me pidió dinero y volví a descubrir en su mirada unos ojos ansiosos, no sé si hice bien, pero se lo dí, prefería eso a que lo robase.
No volví a verle, me cambié de domicilio, luego de ciudad, mi vida continuó.
Un día (que pequeño es el mundo) me encontré una conocida de Madrid que me dijo que estaba en un centro de rehabilitación, me alegré por él y por su familia.
Murió, se inyectó heroína muy pura y no lo resistió, solo tenía 27 años.
Me traicionó, traicionó nuestra amistad, nuestro amor, ¿por qué?.
No pude, no quise odiarle, digan lo que digan cuando has querido a alguien es muy difícil odiar después.
Los que le sobrevivimos nos hacemos estas preguntas ¿le fallamos?, ¿no estuvimos allí cuando nos necesitó?, ¿no le quisimos lo suficiente?...en fin, no lo sé.
Quizás como decía DYLAN "la respuesta esté en el viento" .
Descansa en paz, siempre te recordaré. pero me traicionaste, a mí y a todos los que te quisimos, preferiste coquetear con esa señora, una tal "muerte" y finalmente escaparte con ella.
Hoy es el aniversario de tu muerte, y como te añoro, te quiero y te recuerdo, te escribo, espero de verdad que si hay otro lugar fuera de este (yo lo dudo) puedas leer este pequeño recordatorio.
Para ti.
Snow
Era alegre, ocurrente, chispeante y muy joven, apenas 17 años, pese a la diferencia de edad que había entre nosotros, eso no significó un obstáculo para caernos bien y así fue.
Me pedía consejo cuando le gustaba una nena, luego nos reíamos si le daba calabazas.
Vivía en un barrio céntrico de Madrid, cerca de una conocida plaza, donde ya empezaba a verse trasiego continuado de todo tipo de trapicheo de estimulantes.
Yo me enfadaba cuando le veía fumarse un porro, le decía que nadie necesita esas "ayuditas" para sentirse bien, que había muchas maneras de divertirse sin recurrir a las drogas, él ponía cara de pocos amigos, me decía que no le sermonease porque eramos colegas y yo no era su madre.-además solo lo hago de tarde en tarde, cuando me ofrecen buen costo-. Era cierto, tardó tres años en esnifar la primera "rayita" y dos más en inyectarse el primer "pico".
No entendía nada, él pertenecía a una familia de clase media alta, con empresa familiar, amigos, buen carácter y un nivel cultural más que aceptable, no, no entendía nada, no me cuadraba con los famosos "perfiles psicológicos" que describen a los jóvenes que se "enganchan" a las drogas.
- Padre o madre alcohólicos
- Malos tratos
- Clase baja
- Malos barrios
- Malas compañías.
Su familia era encantadora y amorosa, en su casa se respiraba buen ambiente, buena armonía.
El acabó con eso, ¿por qué?.
Se fue alejando de todo y de todos.
Empezó a robar dinero en casa, después en la empresa (lo pusieron en la calle), dar sablazos a los amigos.
Un día, había pasado bastante tiempo, vino a visitarme, al principio la cosa fue bien, recordamos anécdotas e hicimos bromas, me dijo que estaba en una granja de rehabilitación, yo le creí, le veía bastante mejorado, incluso creo recordar que con más peso, me pidió perdón por haberme saqueado y decepcionado tantas veces, me dijo que se arrepentía de haber robado, en lo último que robó se contaba el visón de su madre, me contó (yo lo sabía) que sus padres y hermanos le habían ayudado mucho y que quería recuperar los pocos amigos que le quedaban. Nos abrazamos y lloramos como dos niños, le quise más que nunca. Volví a creer en él, pero cuando se iba me pidió dinero y volví a descubrir en su mirada unos ojos ansiosos, no sé si hice bien, pero se lo dí, prefería eso a que lo robase.
No volví a verle, me cambié de domicilio, luego de ciudad, mi vida continuó.
Un día (que pequeño es el mundo) me encontré una conocida de Madrid que me dijo que estaba en un centro de rehabilitación, me alegré por él y por su familia.
Murió, se inyectó heroína muy pura y no lo resistió, solo tenía 27 años.
Me traicionó, traicionó nuestra amistad, nuestro amor, ¿por qué?.
No pude, no quise odiarle, digan lo que digan cuando has querido a alguien es muy difícil odiar después.
Los que le sobrevivimos nos hacemos estas preguntas ¿le fallamos?, ¿no estuvimos allí cuando nos necesitó?, ¿no le quisimos lo suficiente?...en fin, no lo sé.
Quizás como decía DYLAN "la respuesta esté en el viento" .
Descansa en paz, siempre te recordaré. pero me traicionaste, a mí y a todos los que te quisimos, preferiste coquetear con esa señora, una tal "muerte" y finalmente escaparte con ella.
Hoy es el aniversario de tu muerte, y como te añoro, te quiero y te recuerdo, te escribo, espero de verdad que si hay otro lugar fuera de este (yo lo dudo) puedas leer este pequeño recordatorio.
Para ti.
Snow
creo que puede ser uno de los mayores homenajes a la persona que un día quisiste (aunque estoy convencida que aún quieres)y que por desgracia no está contigo. El que entra en ese mundo de forma tan directa, no sólo traiciona a quienes le quieren sino a él mismo.
ResponderEliminarDicen por ahí que aunque una persona no esté, el hablar de ella y el recordarle es darle vida de nuevo. El recuerdo es para siempre. Un beso muy grande!