Como muchos de vosotros he leído esta mañana el reportaje sobre la declaración jurada de Romell Broom.
Estamos a 11 de Octubre y la declaración la realizó el 17 de septiembre pasado, así es que ignoro si ya ha sido ejecutado.
Estoy contra la pena de muerte
Este individuo lleva 25 años en la cárcel esperando el momento de su ejecución.
En esta declaración cuenta como le clavaron 18 agujas en diferentes zonas del cuerpo para buscarle una vena, fracasando las 18 veces estrepitosamente y ocasionándole hematomas y mucho dolor; tuvieron que posponer su ejecución.
Ante todo aclarar que estoy como ya he dicho contra la pena de muerte y no defiendo bajo ningún concepto a un asesino y violador, por cierto no confeso, o sea que según mi entender es presunto, nunca reconoció dicho delito.
De todas formas no quiero pararme en este caso en concreto, lo que pretendo es hablar sobre la doble moral de los países que todavía hoy aplican la pena de muerte y digo doble moral, porque siempre nos hablan de que no hay que vengarse y menos “tomar la justicia de nuestra mano”. ¿ Y qué es la pena de muerte?, si no tomarse la justicia “por su mano”, “ojo por ojo, diente por diente”, “quien a yerro mata etc….
Parece mentira que todavía haya países donde se aplica la pena de muerte, entre estos países se encuentra EEUU tan demócratas ellos.
Todavía nadie me ha demostrado con números ni estadísticas, que cuando existe la pena de muerte en algún país descienda la delincuencia.
Pero por desgracia si existen datos suficientes que nos dicen las veces que han ajusticiado a un inocente.
Snow
Sin duda alguna es la lacra jurídica de nuestros tiempos. No es admisible que se imponga la pena de muerte a un individuo que ha sido juzgado y declarado culpable por un tribunal compuesto por mujeres y hombres, cuyas posibilidades de error son las que son propias del género humano.
ResponderEliminarAhora bien, lo que no es para nada justo ni lógico es que se tarden 25 años en ejecutar una sentencia tan grave como es la pena máxima. ¡25 años en el corredor de la muerte debe ser mucho peor que la pena en sí.
Vamos a ver lo que el reciente Premio Nobel de la Paz decide al respecto. En su mano está.