Vistas de página en total

lunes, 16 de agosto de 2010

CALLE TABLADA II



En esta casa me extenderé un poco más porque al ser mi primer piso compartido con personas que no eran de mi familia hay muchas anécdotas y experiencias que contar.

Una vez aclarado el tema de limpieza, nos organizamos bastante bien, solía cocinar D…que a parte de tirar condones por la ventana no se le daba mal la cocina, un poco grasienta para mi gusto pero normalmente guisaba cosas ricas, hacía unas lentejas divinas, pero echaba de todo, morcilla, chorizo, tocino, jajajaja ¡vamos que se cortaba la grasa!, traía los ingredientes de su pueble, eso si, todo casero, poco a poco le fui convenciendo que el arte culinario no consiste solo en cocinar, sino también en limpiar lo que se mancha.


La convivencia fue estupenda porque todos éramos compañeros de trabajo y eso facilitaba las cosas, nos conocíamos bastante.


Enseguida la casa se fue haciendo un hogar compartido y estupendo, pero duró menos de lo esperado; Angel se fue a la mili, D…también, P…se casó y J…como si no estuviese, pero estaba.

Inmediatamente puse anuncios para volver a tener compis en casa porque yo sola no podía con el alquiler.


Llegó T…, colombiano él, con unos ojos negros y una sonrisa espectaculares, enseguida congeniamos y le adoptamos jajajaja, me enseñó a jugar al poker, menudas “timbas” preparábamos en casa, se arrimaba mi hermano R… que se llevaba muy bien con todos, fueron tiempos divertidos y de locuras. Un día no pudimos entrar en una habitación, se quedó cerrada por dentro y ni cortos ni perezosos mi hermano y T… pasaron por el patio de luces de una habitación a otra por las ventanas “pabersematao”, éramos jóvenes y descerebrados jajajaja, como manda la vida.


Posteriormente T…trajo a compañeros de su trabajo, el primero fue Ad…, intenté llevarme bien con él pero no lo conseguí del todo, en el tema limpieza chocábamos era un desastre, no limpiaba cuando le correspondía, también era bastante egoísta, como trabajaba de noche, cuando llegaba a casa de madrugada, se ponía a practicar Judo y Karate que estudiaba en aquellos tiempos, no os podéis imaginar lo que era despertarse a las cuatro o cinco de la mañana oyendo golpes, grititos y jadeos, tuvimos varias broncas por el tema, los demás nos teníamos que levantar dos horas más tarde para entrar a trabajar.

En otra ocasión, estando Angel en la mili, le esperaba ansiosa porque tenía un permiso que coincidía con la festividad de Reyes, nos daba igual, como si era San Cucufato, lo bueno es que venía a casa y estaríamos unos días juntitos.


Encargué un roscón de reyes y lo llevé a casa calentito, hice chocolate y lo metí en el frigo para que espesase más hasta que llegase mi chico y nos diésemos el festín, por supuesto avisé de que nadie tocase eso, que era de mi propiedad, normalmente se respetaba bastante lo que cada uno tenía en el frigorífico, salvo algunas excepciones, pero luego se reponía y no pasaba nada.


Definitivamente no fue mi día, esperaba a Angel por la noche y decidí darle una sorpresa, me arreglé y me fui corriendo a la estación de metro de Tetuán para esperarle en Plaza de Castilla, ya era muy tarde y perdía el metro así es que bajé las escaleras corriendo primero y con el culo y el resto del cuerpo después, me pegué una de mis “hostias”, menos mal que había cuatro gatos rezagados como yo y no vio mucha gente mi humillación, yo disimulaba buscando los zapatos y diciendo que estaba bien y no me dolía nada, ¡joder, que mentirosa!!, encima perdí el último metro.

Volví a casa renqueante perdida y esperé con toda la paciencia del mundo a Angel en el portal.


Llegó por fin, nos comimos a besos y subimos a casa donde yo había dejado preparada en la habitación una bandeja con dos tazas y platos para nuestra pequeña celebración, mientras Angel se duchaba me dirigí hacía el frigorífico y ¡¡sorpresa!! no estaba el roscón de reyes.

Entre el dolor que tenía debido a la caída y ver que no estaba el roscón de reyes en el frigo, mi mala leche fue creciendo...


N. Angulo

1 comentario:

  1. La historia del Roscón fue, después de todo, graciosa y formaba parte de la actitud de estos compañeros de piso que tenían el pelo de la dehesa sin domar.

    ResponderEliminar

Lectores del blog de Nieves