Gracias a Airtel (Vodafone), conocí a bastante gente y lógicamente había para todos los gustos.
No voy a hablar de todos, esto se alargaría demasiado, ni tan siquiera voy a hablar de todas las personas que fueron o son importantes para mi, esto lo voy escribiendo según van apareciendo en mi memoria pequeños o grandes recuerdos o anécdotas, pero que no por ello, por salir aquí reflejadas fueron las más importantes.
Recuerdo a una directora de marketing de Airtel que era la típica pija de pega o mejor del quiero y no puedo, se hacía la fina y soltaba cada perla del tipo. – ¡Mirad, hay que ir corpóreos! - , refiriéndose a los colores de la firma, nunca la corregimos y éramos tan malos que cada vez que lo decía (bastante a menudo), por lo bajito decíamos “in sepulto”, por supuesto lo que ella quería decirnos es que teníamos que ir corporativos, o te soltaba un – disculpa, ¿lo cualo?, eso si, con una voz fina y de pitiminí, ¡madre mía, como me he reído yo con esta chica!!, tengo más, pero me quedo sin espacio.
Otro tipo que tenía una tienda en una de las calles más “rimbombantes” de La Coruña, también se nos quería hacer el finolis, iba de enteradillo y de vividor, quedamos una tarde con él para hablar de negocios en una cafetería, estábamos unas ocho personas y nos dice, - ¿habéis comido alguna vez en…?, - todos negamos con la cabeza porque el sitio que nombraba era bastante caro, no apto para todos los bolsillos, al ver que todos le mirábamos y que era el centro de la conversación, continuó , - tenéis que ir, ahí es donde hacen el mejor arroz con lubricante que he probado en mi vida, es caro, pero merece la pena, menudo lubricante! - . No tengo palabras para describiros la cara que se nos puso a todos, nos miramos unos a otros pensando ¿hemos oído bien?, pero como lo repitió, está claro que oímos de maravilla jajajajaja en vez de lubigante (Lumbrigante, en gallego) lo llamaba lubricante, por supuesto nos reímos hasta la hilaridad, todos congestionados de risa (menos él), todos con lagrimas, no podíamos más, menos mal que se fue al baño y pudimos criticar a nuestras anchas porque no aguantábamos más, ni que decir tiene que todos soltamos nuestras gansadas, “que buenas las gambas al gasóleo”, “que ricas las vieiras a la colza”, en fin, nos pudimos despachar a gusto y cuando regresó del baño ya estábamos más o menos serios, era una empresa familiar, estaban su mujer y sus hijos, a la mujer la llamaban la “rottweiler” porque tenía mal carácter y trataba a los clientes fatal.
También tuve amistad con una pareja, duró menos de lo que pensábamos ya que él murió (demasiado pronto, demasiado joven) y su viuda se fue de La Coruña. Eran una pareja cuanto menos curiosa, ella pequeña, menudita, caminaba siempre encogida como si estuviese continuamente helada incluso en verano, él muy grandón. Una vez más nos unió la empresa de móviles, cuando les conocí tenían un negocio que vendía material de papelería y oficina al por mayor, pero la tuvieron que cerrar porque no les iba bien, posteriormente alquilaron un local enfrente y montaron una tienda de telefonía móvil y accesorios. El se pasaba el día en la calle haciendo labor comercial y ella llevaba la tienda, hacían las comidas en la calle ya que, no podían ir a casa o rara vez iban porque vivían en un pueblecito de la periferia de La Coruña y no les solía dar tiempo a preparar comida, la verdad es que tenían una vida un tanto desorganizada, él tenía una hija de un matrimonio anterior y a la pobre criatura (ya adolescente) la daban dinero para que hiciese las comidas también fuera de casa, así es que no había horarios ni plan de comidas, yo creo que los únicos que estaban bien atendidos eran sus dos perros, dos grandes mastines preciosos.
A él le veías comiendo a cualquier hora y cualquier cosa, a las tres de la mañana una tapa de callos, siempre comiendo a deshoras y alimentos con mucha grasa y en grandes cantidades, eso si, el café lo tomaba largo de café, con leche desnatada y sacarina, le encantaba la tortilla española, se podía pasar todo el día comiéndola y así le pasó, murió por no cuidarse, era diabético, de eso nos enteramos tarde y aunque le regañábamos para que comiese en condiciones y llevase unos horarios no nos hacía caso, me imagino que ya era tarde.
Una de las frases emblemáticas de mi amigo Santi es: “ Yo tuve un amigo que se suicidó a tortillas”.
La verdad, no podía estar más de acuerdo, descansa en paz amigo.
N. Angulo
¿Y cómo nos hemos reído con la pareja Makarly? Personajes curiosos y pintorescos donde los haya. El difunto era inagotable: se podía pasar todo el día y su noche respectiva hablando de negocios. Eso sí, algunos eran ruinosos antes de empezar. Pero le divertía soñar y a todos nos encantaba ¡Qué coño!
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