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lunes, 23 de agosto de 2010

COLMENAREJO III


Mis recuerdos sobre Colmenarejo siguen fluyendo, son muchos, variados y para mi, todos importantes, pero tengo que hacer una selección natural para no aburrir al personal.

Normalmente quien llegaba a casa el último, era Angel, tenía y tiene una fea costumbre que es dejar las llaves puestas en la cerradura de la puerta.

Un vecino y amigo, me había encargado un retrato de su padre, el día que lo dí por terminado decidí llevárselo a casa antes de echarle el fijador final, el retrato era al pastel, así si tenía que corregir algo lo podía hacer en un momento y darlo por finiquitado.

Como he dicho, además de vecinos éramos y somos amigos, le llamé por teléfono y me dijo que me acercase y ya cenaba con ellos; tomé una botella de vinito, el retrato, las fotos, el spray de fijador y me fui hacía su casa.

No tuve que hacer ninguna corrección del retrato, me ayudó a ello el que hubiese conocido a su padre, así es que entre las fotos que tenía de él y mis recuerdos el retrato quedó a gusto de mi amigo.

Pasamos una velada de lo más agradable, cenamos, reímos, bebimos el vino que llevé y bebidas que mi amigo aportó e hicimos sobremesa, cuando nos quisimos dar cuenta eran cerca de las tres de la mañana. Me despedí porque al día siguiente aunque era fiesta yo había quedado con un cliente en El Escorial, agarré mis bártulos y regresé a casa.

Introduzco la llave en la cerradura y veo que no entra, la fuerzo un poquito y nada, eso es que Angel está en casa - pienso -.

Llamo al timbre, vuelvo a llamar, requetellamo, me cargo el timbre, se va la luz del porche o sea, se funden los putos plomos.

Me tranquilizo y sosiego para pensar, cojo el llavero y como la puerta es de madera pero tiene parte de cristal golpeo el cristal con el llavero una vez, otra, otra y más fuerte, - Nievitas, calma que te cargas el cristal, ¡¡OMMMMM!!!-.

Volví sobre mis pasos y llamé de nuevo a casa de mi amigo, se asomó por la ventana de arriba, la de su habitación y nos pusimos a hablar en sordina, - ¿qué pasa? -dijo él-, -Angel no me abre la puerta, no oye el timbre y me lo he cargado, también he fundido los plomos o eso creo porque la luz del porche ha dado un chasquido y se ha apagado -contesto yo-.

Mañana sigo que tengo mucho que hacer y esto lo escribo a ratitos perdidos.

N. Angulo

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