Pues con este post me despido de Colmenarejo y de Madrid.
Pero antes de dejar Colmenarejo una mención especial para mi amiga I… a la que conocí un poco antes de abandonar el pueblo y sin embargo vivía en la acera de enfrente.
Un día por la mañana llamaron a mi puerta y al abrir encontré a una mujer con una fuente tapada escrupulosamente con papel film y una sonrisa iluminando su cara. – Hola –me dijo- me llamo I…, vivo enfrente y me he enterado que estás convaleciente y sola,
La llamé y la dije que entrase en casa, una vez dentro la di las gracias por su amabilidad y la conté qué me pasaba, también le dije mi nombre, aunque sobraba porque ella ya lo sabía.
Cuando se fue un poco más tarde porque no alargó para nada la visita ni pretendió invadir mi casa ni mi intimidad, me quedé pensando en ella con sorpresa, simpatía y admiración, me
Vino otras dos veces a traerme ensalada, siempre ricas y originales y siempre disculpándose por presentarse en casa de esa manera o sea sin avisar, eso lo subsané dándola mi teléfono.
Un día fui yo la que crucé la acera para saludarla y ese día ha pasado a ser uno de mis mejores e imborrables recuerdos.
Empezamos a hablar cómodamente sentadas en su salón una enfrente de la otra, me imagino, porque no lo recuerdo muy bien, que nos levantaríamos a comer algo, al baño en fin que cambiaríamos de posición, el caso es que empezamos a charlar a las 9 de la noche aproximadamente y lo siguiente que recuerdo es oír unos ruidos y decirla - ¿ no son pájaros eso que suena?.
Estuvimos hablando toda una noche, sin sueño, sin incomodidad, sincera y entrañablemente. Desde ese día I… es una de mis amigas más queridas. Esa magia me ha ocurrido pocas veces y con pocas personas, pero ocurre y es maravilloso.
Por avatares de la vida, o sea, por el paro jajajaja , Angel y yo tuvimos que buscar nuevos caminos y experiencias, como además se cumplían los cinco años de permanencia en una casa, tocaba nueva mudanza, esta vez un poco más lejos, dimos el salto a La Coruña, pero eso lo cuento en otro momento, el deber me llama.
N. Angulo
Desde luego lo de I y R fue de lo más curioso. Establecimos amistad cunado nos fuimos de Colmenarejo habiendo sido vecinos casi 3 años.
ResponderEliminarCosas de la vida, pero cosas al fin. ya dije anteriormente que Colmenarejo está lleno de anécdotas y ésta fue una de tantas.