Ella parió en casa como se hacía entonces, al marchar la comadrona ya notó algo en él.
Él nació con daño de parto.
Ella a los tres meses de parir ya notaba que su niño no era normal, no se sentaba y si lo hacía se iba hacía un lado, no tenía estabilidad.
Él intentaba mover el bracito derecho y la piernecita derecha, pero solo le respondía la parte izquierda.
Ella le llevó al médico y este la dijo que el niño no estaba bien y la mandó que lo llevara a la Calle Reina Victoria en Madrid, a la Cruz Roja a hacer gimnasia y fortalecer sus pequeños miembros.
Él estuvo yendo en los brazos de mamá a la Cruz Roja desde los tres meses a los dos años y medio aproximadamente, le dolía y le cansaba, pero mamá le llevaba.
Ella estaba exhausta porque además de llevar la casa, cargar con su niño, que ya iba pesando lo suyo, también era sastra pantalonera. El médico la dijo que creía que no podían hacer mucho más por él, pero que le iba a hacer un test mental junto con otros niños que más o menos tenían unas dolencias similares a las de su hijo.
Él hacía los test que le ponían sin ninguna dificultad, colocaba sus piezas, ponía sus colores correspondientes, no tenía ningún problema, es más, tampoco tenía paciencia al ver lo torpes que eran los otros niños y les hacía los test, tenía entonces dos añitos y medio, casi tres, era muy listo.
Ella esperó ansiosa los resultados. Diagnóstico Parálisis Cerebral, paradójicamente esta enfermedad, te merma físicamente pero la inteligencia está intacta, el médico la dijo que ellos no podían hacer mucho más por su hijo, era inteligente y mucho, pero que por la parte física no podían hacer más, la recomendó que lo llevase al Hospital Puerta de Hierro en Madrid.
Él seguía yendo en los brazos de mamá y se daba cuenta que pesaba, en el sitio nuevo le hicieron muchas pruebas y ejercicios, de echo a los cinco años logró caminar un poco, unos cinco metros y sin caerse, pero al final cayó.
Ella escolarizó a su hijo, por supuesto, le llevaba a un colegio del barrio de Vallecas que era y es donde viven, que estaba aproximadamente a medio kilómetro de su domicilio, en brazos, por esos tiempos no tenía silla de ruedas, ni existían ayudas sociales, tampoco había ningún autobús que la dejase cerca, así es que…
Él tiene un carácter abierto y sociable, en el colegio no tuvo ningún problema, los compañeros le querían y le quieren.
Ella asistió dolorosamente a las operaciones que hicieron a su hijito, que fueron muchas, pero no consiguió andar.
Él es tauro, empecinado y trabajador, así es que se propuso jugar al fútbol y a los catorce años lo hacía pero de rodillas, menudo era él.
Ella veía con orgullo que a su hijo le querían los compañeros y cuando iba a llevarle al colegio o bien a buscarle, todos la querían ayudar, cargaban con Juan que así se llama mi héroe, mi amigo. Los compañeros fueron cogiendo confianza y ya no le soltaban hasta dejarle en casa, ella se emocionaba, había gente buena después de todo.
Ella se llama Pepi y tuve el placer de conocerla en Canarias, la admiré y la quisé según la ví tirando de la silla de ruedas de Juan, sin quejarse, con valentía y saliendo a todos los sitios, a todas las excursiones, a la playa, a la piscina.
Para mi Pepi es algo así como una maestra, alguien de quien aprender. Cuando en este país apenas había divorcios o separaciones, ella dio puerta a su marido (ludópata él) que se jugaba hasta lo que no tenían, prescindió del poco dinero que aportaba o que le quedaba después de jugar y se quedó ella con sus tres hijos.
Pepi luchó para conseguir ayudas para taxis, una silla de ruedas mejor y automática y un largo etc… no para ella, sino para Juan, su hijo, su vida.
Pepi tiene una artritis o artrosis, siempre me lío con estas enfermedades, pero tiene dolores y más dolores, sin embargo su cara se ilumina en una ancha sonrisa cuando habla de su vida y su hijo y cuando la conoces te enamoras de ella, es irremediable.
Pepi tiene 73 años, me dice que quiere vivir hasta los 103 jajajaja, ha criado a tres hijos, Juan y dos hijas a las cuales no ha desatendido en ningún momento y ahora, me dice orgullosa, cuido de mis nietas y se ríe, ¿cómo no quererla?
Su ex volvió años más tarde a sus vidas en un estado deplorable y ella aunque no había amor, lo dejó quedarse en casa porque tiene un inmenso corazón, su ex, ahora está ingresado en un Hospital de Cercedilla con una pierna amputada y si hay justicia divina como muchos creen, espero por el bien de mi amiga que no salga de allí, ya les arruinó bastante la vida.
Juan tiene 43, un humor fino e irónico, parecido al mío, cuando hablamos ponemos a parir a la Casa Real y los políticos en general entre risas y más risas. Juan no da lastima ni quiere darla, tiene amigos entre los que me encuentro, es una amistad la nuestra de no vernos todos los días, pero cuando hablamos, parece que seguimos la conversación que habíamos dejado solo media hora antes, cómoda y sin disimulos, así es nuestra amistad.
Juan me escribe con su mano “buena”, con dificultad pero con tesón que de eso anda sobrado.
Pepi y Juan, Juan y Pepi, os quiero y admiro.
Show
P.D. Antes de publicarlo les he pedido permiso para dar sus nombres, les he mandado una copia y esta es la respuesta de Juan.
“eh dice esta mujer que le a gustado mucho. yo creo que esto como guion de hollywod no tiene precio. ya me veo en L.A. viendo como recojes el oscar al mejor guion. jjeejeee
nos gusto muchoooooooooo.
besoos.”, insisto ¿no es para quererlo?
Este es mi humilde homenaje a dos de las personas más maravillosas que he tenido el inmenso placer de conocer y contar con su amistad.
Me ha encantado Nieves y sobre todo me ha dado ganas, al leer el post, de conocer a Pepi y Juan...sin duda un ejemplo más de la fuerza y dedicación de una madre y el reconocimiento posterior de ese hijo para con ella. Genial!!! gracias una vez más amiga, por compartir momentos de tu vida. :-) un beso te kiero y espero que la migraña haya abandonado tu cuerrrrpo y almaaa jeje :-)
ResponderEliminarDesde luego, yo que tengo el placer de conocer a Pepi y a Juan, son para hacedrles un homenaje detrás de otro. Y lo mejor, siempre con un humor excelente, aunque la procesión vaya, sin duda, por dentro. Son un ejemplo maravilloso de amopr y dedicación.
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