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lunes, 19 de abril de 2010

NUNCA ES TARDE



Cuando terminé mis estudios primarios no quise seguir estudiando y me puse a trabajar, tenía 14 años y me consideraba muy mayor.

Seguía teniendo 14 años cuando le conocí y nos hicimos novios, eran otros tiempos.

El día que cumplí 21 años me casé con él, no tuve otros novios, fue mi único hombre. Con él tuve a mis dos hijas, mis tesoros y por las que tardé en tomar la decisión antes, quería que creciesen, que fuesen mayores y que comprendiesen.

Mientras mis hijas crecían me dediqué en exclusiva a ser esposa y madre, me olvidé al completo de mí, solo viví por y para la familia, me imagino que como todas las mujeres en mi situación, fui cocinera, enfermera, limpiadora, planchadora, contable, profesora, amante, administradora, en fin… mujer para todo. Lo triste de esta situación era la falta de reconocimiento y por supuesto no recibir una remuneración a final de mes como cualquier trabajador.

Con 40 años se operó en mí un cambio, empecé a darle vueltas a la cabeza, a hacerme preguntas, a cuestionar, a evaluar mi vida y saqué varias conclusiones que me conducirían a tomar decisiones que cambiarían mi vida.

Me di cuenta de que ya no quería a mi marido y de que no me gustaba mi vida, que no tenía nada en común con él aparte de mis hijas y tomé la primera decisión, pedirle la separación y posteriormente el divorcio.

Como todas las separaciones cuando no son de mutuo acuerdo, fue difícil, incomprensión por parte de él, incomprensión por parte de mis hijas, que aunque ya eran mayores, no solo no me apoyaron sino que me hicieron sufrir con sus críticas y su falta de apoyo, madre mía, si llegaron a decir que pertenecía a una secta, una secta que estaba compuesta de dos personas, mi nueva amiga y yo, si no fuese tan triste me daría un ataque de risa.

Yo entiendo un poco su postura, veían como se desmoronaba ante sus ojos su mundo estable, convencional. Estamos haciendo de nuestros hijos con tanta protección a personas conservadoras, mucho más de lo que fuimos nosotros, me refiero a la gente de mi edad.

Mi decisión como digo, no fue fácil, yo ejercía de ama de casa, así es que no tenía nada mío, todo era común, cuentas bancarias, gastos etc…Además llevaba apartada del mercado laboral desde los catorce años, urgía prepararme. Como siempre he sido una gran lectora sabía que tengo buena memoria así es que me puse a estudiar mientras buscaba mi primer trabajo.

Mientras limpiaba casas, (no encontraba otro trabajo y entiendo que estaba poco cualificada), empecé a estudiar auxiliar de enfermería, una profesión que siempre me encantó y unos cursos intensivos de masajista para prepararme mejor, ya que mi idea era trabajar en alguna residencia de ancianos o similar.

En la actualidad tengo dos trabajos, ejerzo de Osteópata y Masajista Terapeútica y lo combino con mi trabajo de auxiliar de enfermería y con estudios de Osteopatía, me encanta y es bueno para mi profesión.

Llevo separada cuatro años. A mi ex, no le he pedido nada, no he querido llevarme nada, solo algunas fotos de mis hijas.

Por supuesto, escrito así, puede parecer que esta transición ha sido un camino de rosas, ni lo fue, ni lo es, hay meses que me cuesta llegar al final, pero lo consigo.

Desde que estoy sola me he enamorado hasta las trancas, como no lo había estado nunca, con un enamoramiento de mujer madura y con todos los sentidos despiertos y alerta. El era más joven que yo y de otro país por lo que nuestra relación estaba destinada al fracaso y así fue.

Debo a esta relación el haberme descubierto como mujer, el haber descubierto mi capacidad de amar, de enamorarme, de apasionarme, de vivir y disfrutar plenamente del sexo, por lo cual, aunque he sufrido con la ruptura, no me arrepiento de ningún segundo pasado junto a este hombre.

Vivo por y para mí, disfruto de la vida lo que no disfruté antes, bailo, estudio, trabajo y vuelvo a bailar, me enamoro y me desenamoro. Por primera vez en mi vida me siento viva y fuerte para enfrentar lo que sea.

Vivo en un pequeño loft de alquiler, para mí, suficiente.

Mis hijas siguen criticando mi modo de vida, mi respuesta es seguirlas queriendo pero dejarlas que hagan su vida mientras yo vivo la mía, son lo suficiente mayores (27 y 23 años) También soy abuela.

Yo sigo viviendo mi adolescencia y mi juventud, sacando a esta vida el mayor partido posible, no lo pude disfrutar cuando correspondía por haber estado dedicada a sacar una familia adelante, me toca vivir esos momentos ahora y estoy encantada con lo que estoy descubriendo de mi misma, lo que se dice encantada.

También estoy encantada de que por fin y haciendo lo mismo que hice toda mi vida, me remuneren a final de mes, es una satisfacción que no puedo describir, simplemente me llena.

N. Angulo


NOTA: Otra historia dedicada a mujeres a las que admiro profundamente, ellas saben quienes son.

6 comentarios:

  1. Está calro que nunca es tarde para empezar de nuevo. Yo creo que las personas, que como la protagonista, sienten que su vida no es su vida, deben emprender el camino de nuevo, con otros aires y otras motivaciones.

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  2. Si no hay otro camino cortar por lo sano es lo más favorable, muchas veces los hijos o la económia suelen ser dos muros difíciles de saltar. Lo que pasa es que la protagonista tampoco intenta firmemente cambiar esa situación junto a su marido,...

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  3. Mucho ánimo a la gente como la protagonista de tu historia. Yo creo que cuando dejamos de pedir más a la vida, cuando dejamos de reinventarnos o simplemente dejamos de soñar, nos hacemos viejos. Y por desgracia hay viejos de 20 años y por suerte chavalas de 40 como la protagonista.

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  4. Cuántas protagonistas anónimas. Gracias por darles luz y voz en tu rinconcito.

    Un besote

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  5. No puedo responder a ANONIMO personalmente por ignorar a quién escribo.
    Cuando una persona se levanta un día tras otro de la cama y no le gusta lo que ve y sobretodo ya no ama a la otra persona con la que vive, en mi humilde opinión, lo que hizo esta mujer es lo más inteligente y evita así sufrimientos mayores y de por vida.

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  6. Leo casi todos tus post, Nieves, pero como suelen ser ensayor, reflexiones personales, no opino. Pero leerlos, los leo...

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