Un día cualquiera…
Confieso que hoy me he levantado a las 6:45 de la mañana, me he duchado y he puesto una colada, con la intención de tender la ropa cuando se haya ido mi familia de casa.
Confieso que a las 7:00 he despertado a mi marido y mientras se ducha y se viste le he preparado el desayuno.
Confieso que a las 7:45 he llamado a mis dos hijos, mientras el mayor se ha ido aseando, he ido lavando y vistiendo al pequeño.
Confieso que a las 8:15 he preparado el desayuno de mis hijos y el mío propio, ya tengo hambre, mi marido ya se ha ido a trabajar.
Confieso que a las 8:45 he llevado a mis hijos al colegio, he tenido suerte y he conseguido plaza en el colegio público que está en el barrio, así es que vamos y venimos andando, es una de las horas más deliciosas del día, mi hijo mayor (6 años), suele ir andando deprisa y reconcentrado en sus pensamientos, el pequeño está en la edad de las preguntas que yo intento responder de manera seria, no lo consigo y normalmente este rato de ida al colegio se convierte en un festival de risas, a veces el de la vuelta del colegio también.
Confieso que son las 9:00 de la mañana y estoy tendiendo la colada, luego me pondré a recoger los cacharros del desayuno para fregarlos, haré las camas y doblaré la ropa que van dejando tirada mis tres hombres. Voy a limpiar el cuarto de baño.
Confieso que son las 11:00 de la mañana…ufff… cómo pasa el tiempo, tengo que ir al super, me falta leche y unas cuantas cosas más, menos mal que no tengo que ir a recoger a mediodía a los chicos, he conseguido plaza en el comedor, hasta las seis de la tarde no voy a por ellos.
Confieso que son las 12:05, voy a ir guardando los comestibles en su sitio e ir planificando la comida, mi marido si que viene a comer y solamente tiene una hora, llegará cerca de las 2 de la tarde, haré una comida rápida y aprovecharé para pasar el aspirador, fregar el suelo y limpiar el polvo de las habitaciones, mañana me meteré con el salón y la cocina….ufff…a ver si el viernes doy un repaso a las ventanas y los cristales de los dormitorios porque ha llovido y están de pena.
Confieso que son las 2:55 de la tarde, ya he comido y mi marido se ha marchado, estoy fregando la vajilla de la comida y limpiando la cocina, ¡ay que ver como se pone todo!!
Confieso que son las 4:30 de la tarde y estoy planchando, después guardaré la ropa en sus respectivos sitios en los armarios, voy a ir cosiendo unas cuantas cosas que necesitan un repaso, me encantaría tener el suficiente dinero para no tener que coser, que poco me gusta y cuando se estropeé algo o se rompa a la basura y comprar otra prenda, pero no puede ser.
Confieso que son las 5:30 de la tarde, me voy a ir cambiando de ropa para recoger a los chicos.
Confieso que son las 6:15 de la tarde, voy a preparar la merienda de los chavales y después de recoger la cacharrería, limpiaré la campana extractora, el frigorífico por dentro y la freidora por fuera, después les ayudaré con los deberes, si no les vigilo ¡¡¡hum..!! me dicen que no tienen, hay que estar pendientes.
Confieso que son las 8:15 y estoy terminando de preparar la cena a los niños, quiero que se vayan a la cama a las 9:30 como muy tarde, les he dejado jugar un poco después de hacer las tareas del colegio y siguen jugando mientras termino….¡¡hum…oigo la puerta, ahí está mi marido!!
Confieso que son las 9:45 y estoy cenando con mi marido, he acostado a los chavales y al pequeño le he leído por centésima vez el mismo cuento, pero le encanta. Mi marido ha llegado de mal humor, no sé, problemas en el trabajo y una vez más se está descargando conmigo, pero bueno, supongo que es lo que hay, como le estoy oyendo y dejando que se desahogue nos han dado las tantas y solo me ha dado tiempo a recoger la mesa, hoy no fregaré los cacharros de la cena, los limpiaré mañana con los del desayuno.
Confieso que me gusta ser Ama de Casa.
Confieso que son las 12:05 de la noche, estoy en la cama con mi marido y me apetece hacer el amor, por mí y para su consuelo, pero él no tiene ganas, me dice que está cansado, sonrío, me doy la vuelta en la cama e intento dormir, pero se me acumulan en la cabeza una serie de preguntas:
· ¿Y yo, no estoy cansada?
· ¿Y yo, con quién me desahogo?
· A quién le cuento de mi soledad, de mis problemas, de mis pensamientos, de…etc….
· ¿Quién valora el trabajo que realizo?
· ¿Por qué no me remuneran éste trabajo.
El Estado en vez de empujarnos y comernos el cerebro para que las mujeres también tengamos un trabajo fuera de casa, además del doméstico que no dejamos de ejercer, ¿Por qué no nos paga una salario?.
Mujeres trabajadoras ha habido siempre, hay y habrá de por vida, no entiendo por qué se celebra el Día de la Mujer Trabajadora, debería llamarse el Día de la Mujer Asalariada y Valorada.
Es muy tarde y con mi cabecita dando vueltas, me voy quedando dormida, pero lo último que tengo en mente es que quiero un salario, como los demás trabajadores.
N. Angulo
Post dedicado a todas y cada una de las mujeres que ejercen de amas de casa a jornada completa o media.
Cada día hay un porcentaje más elevado de amas de casa que toman antidepresivos, ansiolíticos (bajo prescripción facultativa), debido a su tristeza por no sentirse valoradas en el entorno familiar ni socialmente.
=(
ResponderEliminarEs cierto, cierto, cierto.
Tengo muchos casos cercanos (familiares, amigas, compañeras del trabajo, yo misma...) que en algún momento nos sentimos así, y peor aún, tengo a mi mamita, la mujer que me dio la vida, como la mujer de tu historia. Es como si la hubieras descrito, con la única diferencia de que sus chic@s son un adolescentes ya. =(
Bueno, varias cuestiones.
ResponderEliminarSI a lo de que asalariada y trabajadora no son lo mismo. A la consabida frase de (y lo pongo en gallego porque es como lo dice la gente mayor por aquí y sé que lo entiendes) “o caso é ter traballo” siempre digo que a mí el trabajo me sobra, y que trabajo no significa dinero.
Al trabajo de casa yo lo llamo “intendencia familiar” por eso creo que, como todo trabajo repetitivo, debe tender a simplificarse. De hecho, por eso reivindico que la I+D se aplique a lo cotidiano, a lo básico. Ha liberado más la píldora anticonceptiva o la lavadora que muchas teorías, por buenas y necesarias que estas sean.
Otra cosa muy diferente es “la familia”, entendida esta como conjunto de afectividades, de apoyo mutuo, de solidariedad. Pero eso es lo que falta. No se puede reivindicar el estado de “ama de casa” porque nadie puede pretender el permanente estado de renuncia de una persona. Sí a la familia, pero a una familia reinventada.
Es cierto que cobrar un salario mitigaría una parte del problema (al menos el de la invisibilidad para los bancos y para el sistema en general) pero la independencia económica tiene que ir acorde con la independencia moral, afectiva e intelectual.
Me gusta el post, Nieves. Pero algunas conclusiones que se intuyen me parecen peligrosas. Y de urgente atención, que estamos destruyendo las raíces de lo que nos mantiene fuertes contra los avatares de la vida: las emociones.
En Francia las mujeres reciben una interesante cantidad por quedarse en casa con sus hijo, ya que entienden que así el Estado se ahorra un buen dinero y que así fomentan otro tipo de cosas. Eso salió en un testimonio de Españoles en el Mundo. No te sé dar más datos, pero con la idea a mí me vale. Besos!!
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